Un tropiezo decente
Con la llegada de 2017 aterriza en las carteleras españolas Billy Lynn, un drama bélico dirigido por Ang Lee. Y con ella, la primera gran decepción. Ante lo que parecía ser una película prometedora, con un teaser increíble y que ponía las expectativas por la nubes, lo único innovador es el ser el primer filme grabado a 120 fotogramas por segundo; y si lo destacable es un aspecto técnico, es de hacérselo mirar.
Basado en la novela de Ben Fountain -Billy Lynn’s Long Halftime Walk – nos ponemos en la piel de un soldado estadounidense de diecinueve años y, que junto a su pelotón, regresan a casa para una gira promocional por sus actos heroicos en la guerra de Irak. Utilizando los flashbacks como recurso narrativo, vamos saltando entre la celebración en el descanso de la Super Bowl (actuación de Destiny’s Child incluida) y la ofensiva por la que se ganaron el reconocimiento del país gracias a una grabación en la que el joven defiende con valentía -o inconsciencia- a su superior.
El principal problema está en una historia que gana en palabras e imaginación pero no en fotogramas, y eso se intuye desde el primer minuto. Cuesta enmarcarla en género, abusando de humor e intercalándolo sin cesar con el ‘drama’, lo que hace que no terminemos por conectar con el protagonista. Joe Alwyn -junto a Kristen Stewart- es de los pocos de un amplio reparto que se lo creen y logra dar vida a un soldado joven e inocente ante una guerra que se le queda grande. También hay que ser justos y elogiar su dirección, y un ejercicio de fotografía muy bueno. Vistosa, agradecida. Con diversos frentes en el guión -una hermana que intenta sacar a su hermano de las batallas recurrentes en Irak; el primer amor tardío y supuestamente imposible al estar matrimoniado con Estados Unidos; y las secuelas de una guerra- no conseguimos recoger lo que se desprende de cada una y somos meros espectadores de un partido de pases rasos continuos.
No queríamos otra película de Kathryn Bigelow ya que aquí lo bélico se deja en un segundo plano y se alza la psicología del soldado, pero al menos tomarla en serio. Si te metes en el fango, sal lo mejor posible y no intentes aprovecharte de un sentimentalismo que incluso no llega ni a un mínimo. En definitiva, una película a la que se le pide la hora pronto y el motivo por el que muchas personas dejan de ir al cine. En casa, cae en el montón de las películas que ‘no están mal’, y eso no creo que le sea suficiente a Ang Lee.